top of page

El mensaje

“Vamos, hijos míos, no tengan miedo, estoy aquí para darles una gran noticia.

 

Si mi pueblo no se somete, me veo obligado a soltar el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y tan pesado que ya no puedo sostenerlo.

 

¡Cuánto tiempo he sufrido por ti! Si quiero que mi Hijo no os abandone, soy responsable de orarle sin cesar. Para el resto de ustedes, ¡no les importa! Por mucho que recéis, por mucho que os esforcéis, nunca podréis recompensar las molestias que me he tomado por vosotros.

 

Te di seis días para trabajar, reservé el séptimo y no me lo quieren dar. Esto es lo que hace que el brazo de mi Hijo sea tan pesado.

Y también los que conducen las carretas no saben jurar sin poner en medio el nombre de mi Hijo. Estas son las dos cosas que tanto pesan sobre el brazo de mi Hijo.

Si la cosecha sale mal, es solo por ustedes. Te lo enseñé el año pasado con las papas, no hiciste caso. Al contrario: cuando encontraste papas en mal estado, juraste, pusiste el nombre de mi Hijo en el medio. Continuarán, y este año, por Navidad, no habrá más.

 

(Hasta ahora la Bella Dama ha hablado en francés. Se anticipa a una pregunta de Mélanie y termina su discurso en patois.)

¡No comprendéis, hijos míos! Te lo diré de otra manera. Si la cosecha se echa a perder...


Si tienes trigo, no lo siembres. Cualquier cosa que siembres, las bestias se la comerán y lo que salga se desmoronará cuando lo golpees. Vendrá una gran hambre.
 

Antes que venga la hambruna, los niños menores de 7 años se estremecerán y morirán a manos de quienes los sostienen.
Los demás harán penitencia con el hambre. Las nueces se vaciarán, las uvas se pudrirán.

 

(En este momento Mélanie ve que la Bella Dama le está diciendo unas palabras a Maximin, pero ella no escucha. Entonces es el turno de Maximin de entender que ella le está diciendo unas palabras a Mélanie que él tampoco escucha. Luego continúa .)

Si se convierten, las piedras y las rocas se convertirán en montones de trigo y se sembrará papas en la tierra.

 

¿Están rezando bien, hijos míos?
No mucho, señora.
¡Ay! Hijos míos, tenéis que hacerlo bien, tarde y mañana, diríais sólo un “Padre Nuestro” y un “os saludo”. Y cuando puedas hacerlo mejor, di más.
En el verano, solo unas pocas mujeres mayores van a misa. Los demás trabajan los domingos todo el verano, y en invierno, cuando no saben qué hacer, sólo van a misa para burlarse de la religión.
En Cuaresma van a la carnicería, como perros.

 

¿No habéis visto trigo podrido, hijos míos?
¡No señora!
Pero tú, Maximino, hijo mío, lo habrás visto una vez, en Coin, con tu padre. El amo del campo le dice a tu padre que venga a ver su trigo estropeado. Tu has estado ahi. Tu padre tomó dos o tres mazorcas de maíz en su mano, las arrugó y todo se convirtió en polvo. A tu regreso, cuando estabas a sólo media hora de Corps, tu padre te dio un pedazo de pan, diciéndote: "Toma, hijo mío, come un poco más de pan este año, porque no sé quién lo hará". comerlo el año que viene si el trigo sigue así".
¡Ay! Si señora. Lo recuerdo ahora. No lo recordaba antes.

 

¡Bien, hijos míos, lo transmitiréis a todo mi pueblo!
¡Vengan, hijos míos, pásenlo a todo mi pueblo!”.

 

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_         Notre Dame de la Salette, le 19 septembre 1846

 

El evento

El 19 de septiembre de 1846, dos niños dicen haber encontrado a una "Hermosa Señora" en los pastos de la montaña donde pastaban sus vacas, arriba del pueblo de La Salette. Maximin Giraud tiene 11 años y Mélanie Calvat 14 años.

Primero sentadas y todas llorando, la "Hermosa Señora" se levanta y les habla largo y tendido, en francés y en patois, de "su Hijo" citando ejemplos extraídos de lo concreto de sus vidas. Ella les deja un Mensaje, indicándoles que "lo transmitan a toda su gente".


Toda la luz de la que está formada y que los envuelve a los tres, procede de un gran Crucifijo que lleva sobre el pecho, rodeado de un martillo y unas tenazas. Lleva una pesada cadena sobre los hombros y, junto a ella, rosas. Su cabeza, cintura y pies están rodeados de rosas. Luego, la "Belle Dame" sube una pendiente empinada y desaparece en la luz.

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_           _cc781905 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_         _cc781905-5cde-3194- bb3b-136bad5cf58d_           _cc781905- 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_     _cc781905-5cde-3194-bb3b- 136bad5cf58d_           _cc781905-5cde- Roger Castel, Sra.

La Iglesia reconoce la apariencia

El 19 de septiembre de 1851, después de una larga y rigurosa investigación, Mons. Philibert de Bruillard, obispo de Grenoble, declaró en una carta:

"La aparición de la Santísima Virgen a dos pastores en la montaña de La Salette [...] lleva en sí todas las características de la verdad y que los fieles están justificados al creerla indudable y cierta".

En 1855, Monseñor Ginoulhiac, obispo de Grenoble, tras una nueva investigación confirma la decisión de su predecesor, declarando:

“La misión de los pastores ha terminado, comienza la de la Iglesia”.

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_           _cc781905 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_         _cc781905-5cde-3194- bb3b-136bad5cf58d_           _cc781905- 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_     _cc781905-5cde-3194-bb3b- 136bad5cf58d_           _cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_         Roger Castel ms

bottom of page